Univisión/CdNC.info - El gurú de una secta atrincherada bajo tierra desde hace cinco meses a la espera del Apocalipsis trató de suicidarse, logrando que aumentase la admiración de unos adeptos que ven en él un "profeta resucitado".Piotr Kuznetsov, jefe de la secta, que la víspera había logrado convencer a una parte de sus adeptos de salir del refugio subterráneo, fue hallado el miércoles de noche en el patio de su casa con heridas en la cabeza.
"Se supone que intentó suicidarse", indicó un responsable del comité de investigaciones de la fiscalía local, Grigori Jitenev, citado por la agencia rusa Interfax. Su colega, Oleg Trochin, estimó que Kuznetsov estaba "desilusionado porque el fin del mundo no llegó".
"Piotr puso su cabeza contra la raíz de un árbol y se la golpeó", explicó un responsable de la región de Penza, Oleg Melnichenko, al canal de televisión NTV.
El gurú acababa de salir de un asilo psiquiátrico y fue hospitalizado a raíz de las heridas que supuestamente se propinó, aunque el jueves su estado físico no era preocupante.
En cambio, para sus adeptos, el incidente adquirió otra dimensión de orden espiritual.
"El profeta Piots acaba de resucitar", exclamó Nina, una de las seguidoras de la secta que aceptó abandonar el refugio el pasado viernes.
Una decena de mujeres salieron del refugio, entre éstas Nina que se negó a dar su apellido, limitándose a presentarse como una "esclava de Dios". Ahora están instaladas en una modesta vivienda de madera ubicada en un pueblo vecino.
Y aún si cedieron a la presión de las autoridades para abandonar el refugio subterráneo, siguen creyendo que el apocalipsis no es lejano.
"El fin del mundo vendrá. Dentro de tres años, dejará de existir", afirma convencido otro adepto con un largo vestido y pañuelos negros.
Renunciando a todos los bienes del mundo moderno, vestidas con colores oscuros y pasando su tiempo rezando, las otras mujeres ocultan su rostro al salir de la vivienda y se niegan a hablar con los periodistas.
Cabello corto teñidos de rojo y vaqueros, Larissa Tretiakova, de unos 30 años, se destaca entre sus compañeras. Vino hasta aquí para ver a su madre, Irina, una de las adeptas que salió el viernes del refugio y a la que no veía desde hacía dos años.
Y cuenta que Irina encontró la felicidad en la religión tras la muerte de su hija menor, un drama que la traumatizó.
"Mamá dice que Piotr murió ayer y resucitó hoy. Lo consideran un profeta y están muy contentos pues han encontrado su lugar en esta vida. Aquellos que aún están en el refugio son los más resistentes", agrega Larissa, que después de haber visto a su madre sale tranquila y resignada.
Once personas permanecen aún en su exilio subterráneo y amenazan con inmolarse si se los obliga a salir por la fuerza.
Los adeptos de esta secta se atrincheraron en noviembre de 2007 en un vasto refugio de varias cavidades construido bajo tierra, prediciendo para mayo de 2008 el fin del mundo.
El viernes pasado siete de ellos salieron. El martes lo hicieron otros 14 y luego tres el miércoles, tras el derrumbe de una parte del refugio.













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