Excavaciones revelan los secretos de Jerusalén

Aurora Israel/CdNC.info - En una excavación arqueológica que se lleva a cabo en el canal principal de drenaje de Jerusalén de la época del Segundo Templo, en la Ciudad de David, en los muros alrededor del Parque Nacional de Jerusalén, fue recientemente descubierta una rara y antigua moneda de plata. Esta moneda es un shekel que se utilizó habitualmente para pagar medio shekel al jefe de impuestos en el Segundo Templo.

La excavación, dirigida por Eli Shukron del Instituto de Antigüedades de Israel y el profesor Ronny Reich de la Universidad de Haifa, se llevó a cabo en nombre de la Autoridad de Antigüedades de Israel, la Autoridad de Parques y Naturaleza y de la Fundación “Ir David”.

El arqueólogo Eli Shukron estima que, "igual que hoy, cuando a veces caen las monedas del bolsillo y ruedan a las aberturas de desagüe al lado de la calle, así es como fue hace unos dos mil años: un hombre se dirigía al Templo y el shekel, que intentó utilizar para pagar el medio shekel al jefe de impuestos encontró su camino al canal de desagüe".

En el momento de la construcción del templo, cada judío fue mandado a hacer la donación obligatoria de medio shekel para el edificio. Esta modesta suma permitió a todos los judíos, de todos los niveles económicos, participar en la construcción del Templo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Interesante este hallazgo. El único comentario acerca de su tiempo de circulación es este de "hace unos dos mil años", lo cual indica al templo hecho por Herodes. Sin embargo, ahí el comentarista cae en lo que es ya una tradición de torcer los hechos. Porque ¿qué es lo que pasa? Ese templo de Herodes no era el Segundo Templo, como los judíos se esfuerzan por mantener. El templo de Zorobabel, descrito por ejemplo en Hageo, era el Segundo Templo.
Al ser ya muy decrépito en el tiempo de Herodes, ese monarca edomita ofreció a los judíos hacerles otro nuevo para lo cual necesitaría derribar el que estaba (después de unos 500 años). Los judíos no querían porque no se fiaban de él, pero al final los persuadió y les construyó su Tercer Templo - el que en el tiempo de Juan 2 ya había estado haciéndose por 46 años - según los judíos que allí le hablan a Jesús sobre su autoridad de limpiar el templo de animales y cambistas.
Es lógico que a los historiadores judíos de hoy les dé vergüenza admitir que ese templo fuera el tercero y por ende hecho por Herodes, ese falso edomita. Para ellos no hubiera sido más que una “reconstrucción” del de Zorobabel.
Pero los lectores del Nuevo Testamento no podemos, ni debemos, coincidir con ellos. No cabe la menor duda de que el templo en que Jesús también se encontrara tantas veces fuera realmente, en todos los sentidos, el Tercer Templo. La actitud de los judíos no sería tan seria como sería para nosotros la coincidencia con ellos. Para nosotros el hablar sobre un Segundo Templo, cuando es el tercero, sería torcer no sólo la historia, sino también la Escritura.
Con un saludo en Cristo,
Jaime - presson@telefonica.net